viernes, 19 de octubre de 2018

Sonata de Otoño





Primero un rostro,
el otro luego
Dos preludios
de la misma raíz
que en el piano tensan
el eco oscuro,
inalterada su marcha siempre
por debajo como una desconocida,
abrazada
a las ruinas de los monasterios,
donde las veredas
en su gala dorada antes del polvo
recuerdan
que siempre vive la luz,
la luz
que las ve unidas, madre e hija
en el otoño