miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los mejores discos de 2012


Siempre que se acerca el fin de año conviene hacer el pertinente compendio de lo cosechado durante los doce meses anteriores, dar un veredicto acerca de lo que ha sido y ha supuesto la temporada que acaba. A los que amamos las listas, tan propicias de publicar por estas fechas, nos gusta fabricar las nuestras propias a pesar de conocer sobradamente su inutilidad, y dar así a conocer a los demás qué cosas han sido las que nos han resultado más convincentes a lo largo de este tiempo. Al contrario de lo que haré con la lista de canciones, colocadas en riguroso orden, con los discos me limito a referir algo acerca de aquellos que considero los mejores del año, por orden alfabético y sin establecer jerarquías. Al fin y al cabo, lo importante es acercarse a ellos y disfrutarlos.


CALEXICO- ALGIERS





Calexico han mantenido desde siempre una discreta línea de evolución, sin hacer ruido pero sin tropezar: no tienen un solo mal disco. Poco a poco han ido construyendo y moldeando una personalidad sonora tan sólida y definida como reconocible, asentada en la visión melancólica del polvoriento paso fronterizo entre México y Estados Unidos, con ocasionales levantamientos de vista hacia otros horizontes. Para Algiers, su séptimo álbum de estudio, se trasladaron a Nueva Orleans en busca de nuevos aires de inspiración. Dicen (y es cierto) que el disco apenas sabe a esta ciudad, que poco o nada le ha afectado el cambio a la banda. Lo mismo da: es una colección de temas llenos de sensibilidad serena, sin fisuras, sin aspavientos ni grandes pretensiones, de esos que se saborean pausadamente y con sumo gusto, que a lo largo de las escuchas van aposentándose y revelándose fundamentales. Hay una edición especial de este disco que viene acompañada de un directo con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena, y que es toda una delicia de principio a fin.




El panorama de la electrónica actual es tan extenso que cuesta delimitar sus contornos. Por él pasan desde el dubstep más minimalista a las grandes estrellas de la pista de baile. Un mundo de contrastes y diversidad donde conviene destacar y llamar por su nombre a los verdaderos artistas. Uno de ellos es Dan Deacon, poseedor de una enloquecida fábrica de sonoridades a la que con frecuencia deja desatarse. Hasta ahora, los resultados, aunque siempre excitantes, no estaban del todo bajo control. Con America, título tan definitivo como peligroso, Dan Deacon consigue atrapar la parte de genio que se le escapaba y entrega una obra incontestable. Los 5 temas que conforman la cara A se muestran decididos y sorprendentes en su habilísima mixtura de timbres, pero la suite que ocupa la cara B, de título USA, los dispara creando un paisaje fascinante, un viaje a través de un torrencial río de colores y matices que desemboca en una catarata épica, dejando al oyente tan complacido como exhausto.




Ya escribí en su día sobre este estupendo disco en la revista hypérbole, así que enlazo de nuevo el texto correspondiente. No creo que sea necesario añadir mucho más: es un álbum fresco, moderno, sexy. Bien se disfruta con cada nuevo bocado.



También reseñé esta maravilla en hypérbole, con un texto que podéis leer aquí. Y tampoco es necesario añadir más, tan sólo indicar que ningún disco de esta cosecha alcanza picos de emotividad tan sentida y bella como éste. Es el trabajo más delicado y sublime del año. Digámoslo ya, es el mejor.


Este dúo de chicas suecas ha demostrado que se puede trabajar con la calma de la madurez estando aún bien lejos de ella (la mayor de las dos nació en 1990). Mirando con honestidad hacia el folk clásico y sin ninguna clase de imposturas, logran en The Lion's Roar un conjunto de canciones armoniosas y aterciopeladas pero nada empalagosas, que se despliegan a lo largo del álbum con la misma tranquilidad con que están compuestas y conforman un remanso cálido y acogedor.


GRIZZLY BEAR- SHIELDS






Los privilegiados miembros de este cuarteto neoyorkino son de los que mejor entienden y practican el díscolo concepto de modernidad. Sus itinerarios musicales nunca son fáciles ni obvios. De pocos grupos puede decirse hoy día, pero Grizzly Bear suenan a poco más que a sí mismos. Después de domarse en su anterior trabajo, Veckatimest, obra mayor que sin embargo no adquiere su tamaño inmediatamente, han dado un paso más en cuanto a sonoridad y añadido capas a su desnudez anterior. Paso necesario y dado en la buena dirección. No se han preocupado tanto por las virguerías a varias voces o por dar con el riff más raro a la par que atractivo. Han preferido que eso les venga de serie. Puede que por ello este Shields no sea tan sólido en el conjunto como su predecesor, pero nuevamente las escuchas agrandan sus dimensiones. Siempre hay un nuevo detalle sorprendente esperándote en cualquier canción que ya creías conocer. Y eso lo vuelve un disco renovable, sin fecha de caducidad, algo que en estos tiempos sólo verdaderos talentos como los de este grupo pueden lograr.




Varios titanes del rock de todos los tiempos sin nada que demostrar han alumbrado nuevas obras este 2012: los Beach Boys, sin demasiada fortuna con That's why God made the Radio; Neil Young, por partida doble con Americana y Psychedelic Pill; el mismísimo Bob Dylan, a lo grande con Tempest; los Rolling Stones y la ELO en forma de canciones sueltas; y quien nos ocupa. Old Ideas tuvo una recepción magnífica cuando se publicó a principios de año (no es para menos), aunque al final quien ha acabado acaparando mayores parabienes ha sido Dylan. A pesar de ello (y de que Tempest es un gran disco), prefiero la intimidad, la dolorosa profundidad y la contención del álbum de Cohen, quien cerca de ser octogenario sabe sacar brillo a lo que le resta de voz envolviéndola en unos arreglos exquisitos, impregna todo de alma y nos hace un generoso regalo (el enésimo en su discografía) a quienes lo escuchamos.



M. Ward es uno de esos músicos agraciado por lo poco masivo de su fama, lo que conlleva una ausencia de presión a la hora de plantear su trabajo que es probablemente lo que acaba volviéndolo tan bueno. Ward va por libre, tan pronto versiona a Louis Armstrong como a Daniel Johnston, tan pronto escribe un animado tema de esencia retro como una balada acústica triste a lo Elliott Smith. Hace todo esto y lo mezcla con talento y habilidad, con delicadeza y sabiduría. El resultado es A Wasteland Companion, un estupendo conjunto de canciones de lo más suculento.



Ni Love of Lesbian ni Klaus&Kinski ni La Habitación Roja: el disco nacional del año está, una vez más, cantado en catalán, y no es otro que el sexto trabajo de Mishima, el mejor de esta banda barcelonesa que había desarrollado anteriormente una interesantísima carrera, pero que alcanza aquí la completa madurez de estilo. Las canciones de L'amor feliç mantienen la calidad melódica que caracteriza al grupo pero van un paso más allá: empiezan de una manera para metamorfosearse a mitad y acabar siendo otra cosa completamente distinta. Estos cambios no minan su acabado final sino que lo hacen notablemente más gozoso e interesante. L'amor feliç es un álbum que fluye sin altibajos, desgranando progresivamente sus perlas de extraño brillo y creciendo a cada escucha.



Radiation City es un grupo de nuevo cuño que tiene un futuro prometedor si la suerte le acompaña. Cuentan con un muy estimable larga duración, pero cuando verdaderamente han demostrado un talento superior al de la media ha sido con el EP Cool Nightmare, una de esas obras de pequeño formato que hacen de esta pequeñez su mayor virtud: apenas 5 canciones (7 si contamos las coletillas de introducción y cierre) y 21 minutos de duración. Justos y suficientes para elaborar un microcosmos del indie-pop más encantador, donde las voces masculinas y femeninas juegan en un entorno repleto de gráciles toques instrumentales. Una miniatura que conviene guardar con el mimo con el que ha sido fabricada.



Este disco sólo es recomendable para los oídos más formados y abiertos. Empezando por su descomunal extensión (dura 2 horas) y continuando por su consciente carácter vanguardista, por momentos totalmente integrado en la música culta contemporánea, The Seer es un mamotreto que sólo convencerá a quienes sepan de verdad que todo sonido casado secuencial y ordenadamente entre otros puede ser, y de hecho es, música. Es un disco de gran agresividad, basado en la acumulación de murallas sonoras dispuestas a penetrarte el cerebro y de paso, despertarle zonas dormidas. Una de esas obras impredecibles para las que conviene estar dispuesto a todo antes de adentrarse. El resultado es arrollador. Sólo hay un problema: ya se había hecho algo de estas características cuarenta años antes. ¿Alguien se acuerda de 666, la obra capital de Aphrodite's Child?

2 comentarios:

  1. Otros discos destacables de este 2012:

    The Amazing- Gentle Stream

    Antonia Font- Vostè és aquí

    Cloud Nothings- Attack on Memory

    Django Django- Django Django

    Emeralds- Just to feel anything

    Fanfarlo- Rooms filled with light

    Fiona Apple- The Idler Wheel Is Wiser Than the Driver of the Screw and Whipping Cords Will Serve You More Than Ropes Will Ever Do

    Jack Savoretti- Before the Storm

    Jake Bugg- Jake Bugg

    The Magnetic Fileds- Love at the Bottom of the Sea

    Mystery Jets- Radlands

    Neil young & Crazy Horse- Psychedelic Pill

    The Shins- Port of Morrow

    Spiritualized- Sweet Heart/ Sweet Light

    Stay- The Fourth Dimension

    Y como recomendaciones especiales, cito aquí el magnífico directo de The Decemberists, titulado "We all rise our voices to the air" y el sencillo y precioso disco de versiones de Jeff Lynne, "Long Wave"

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  2. El premio al disco más sobrevalorado del año se lo lleva Alt-J con "An awesome wave"

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