Espectadores. León Ferrari
Marzo de 1939. Agosto de 2010.
Qué poco debe
haber cambiado el mundo en el tiempo comprendido entre estas dos fechas si:
recién
instalado en Estados Unidos, Wystan Hugh Auden dedicaba un poema a un ciudadano
anónimo diluido en la operativa burocrática y tecnológica de la modernidad.
Decía:
“He was
fully sensible to the advantages of the Instalment Plan
And had
everything necessary to the Modern Man,
A
phonograph, a radio, a car and a frigidaire”
en traducción
de Eduardo Iriarte:
“tenía una
actitud sensata ante las ventajas del Pago a Plazos
y poseía
todo lo que necesita el Hombre Moderno,
fonógrafo,
radio, coche y frigorífico”
para su tercer
disco, los canadienses Arcade Fire ahondaban en sus letras en la dilución del
ciudadano anónimo en la megalópoli, que mueve a su costa su pesadísima
maquinaria. Decían:
“So I wait
in the line, I'm a Modern Man,
and the
people behind me, they can't understand
makes me
feel like
something
don't feel right”
en traducción
propia:
“Así que
espero en la cola, soy un Hombre Moderno,
y la gente
detrás de mí no puede entender
me hace
sentir
que algo no
va bien”
Una lectura
completa del poema de Auden y de la canción de Arcade Fire terminan de
establecer la certera línea de correspondencia que las une. 71 años no son
suficientes para que aprendamos. Los grandes seguirán cantando que nos
deshumanizamos y nosotros nos rendiremos a sus cantos, quizás conscientes de
que si en 71 años no nos han hecho más humanos, no es menos cierto que tampoco
nos han deshumanizado demasiado. Al fin y al cabo, the clock keeps ticking,
I'm a Modern Man.
Conexiones y siempre conexiones. La advertencia respecto a la deshumanización es impecable.
ResponderEliminarEl vacío identitario que sólo la farsa puede llenar...
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